jueves, 22 de noviembre de 2007

Yamada, Cristina, Morgán, Vincent, Roberto, Micaela, Valle y yo

Una reunión interesante. Cinco nacionalidades distintas reunidas en una mesa de un restaurante español en Munich.
Se celebraba el cumpleaños de Yamada, japonés de 32 añetes residente en Tokio, y sus compañeros de Roche querían celebrarlo con una cena "Tipical Spanish".
Nos fuimos con Vincent, francés de 22 tacos natural de Lyon, en su coche a Munich. Mucho mejor porque Die Bahn está de huelga y no sabes si te vas a poder volver de Munich...
Íbamos con Cristina, una chica húngara de 29 taquetes proveniente de Budapest. Muy simpática y dicharachera.
Al llegar a Munich, cada uno se fue a sus asuntos. Cristina se pasó la tarde en el equivalente a la Fnac, una tienda brutal de libros, música, tebeos y demás de 6 plantas. Vincent tenía que comprarse unos pantalones y Valle y yo paseamos por las calles de München, parando en alguna tienda a comprar postales para los amigos.
Quedamos más tarde en Marienplatz con ellos y con Morgán, una chica de casi 30 años, coreana de nacimiento y adoptada por una familia en Francia a muy corta edad. También estaban Micaela, valenciana, y Roberto, de Guatemala con sus 32 añicos.

Todos juntos y con más frío que un perro chico, nos dirigimos a "los Faroles", un bar que sirve tapas y comidas españolas. A Morgán le chifla el chorizo que Valle trae de casa y a los demás les pierde la tortilla de patatas. En el menú también hay paella, por supuesto, pero Micaela pone mala cara y no la recomienda. Sobre todo la de marisco y pollo, que no deben mezclarse nunca en una señora paella como Dios manda.
Pedimos tapas variadas: boquerones fritos, tortilla de patatas, chorizo, gambas al ajillo, champiñones rellenos. Por cierto que a Micaela le encanta hacer submarinos en la salsa de las gambas.
Veo caras de satisfacción y alguna de disgusto. A Cristina no le gusta la carne, le desagrada el sabor, y los champiñones vienen rellenos de bacon.
Nos quedamos con hambre y pedimos un plato por barba. En contra de la recomendación de Micaela, algunos piden paella. Ella pide conejo. Valle y yo una parrillada y Cristina me pide consejo sobre qué Merluza está mejor: a la brasa o a la Vizcaína. Sin dudarlo la Vizcaína. Le explico cómo es el plato y se entusiasma. Una lástima que allí "a la Vizcaína" suponga lo mismo que "a la marinera". En lugar del guiso de tomate se la traen con almejas, gambas y demás. De todas formas le gusta.

Le damos el regalo a Yamada. Una camiseta de Baviera y una tarjeta firmada por todos. Se emociona tanto que creo que se va a echar a llorar. Nos mira uno por uno y con respeto y admiración asiente con la cabeza con una mano pegada al corazón. Casi me emociono hasta yo. Y eso que yo no he contribuido al regalo.
En la sobremesa aprendo a contar en binario con las manos hasta mil y pico, con Cristina. En Hungría se lo enseñaban a los niños de séptimo de primaria como formación previa al Visual Basic, Cobol y Pascal. Lenguajes de programación. Comienzo a flipar.


Roberto me pregunta si fui a ver a los "Héroes del Silencio". Le enseño mi entrada de Zaragoza y comienza una retahíla de maldiciones con "chinga tu madre"... Se lamenta de que no pudo ir a verlos allá en Guatemala, pero que sí los vio hace 12 años allí. Requeteflipo.
Vincent todavía está peleándose con sus tres filetazos de lomo más guarnición de arroz, patatas fritas y tomate que le han puesto. Mientras tanto nos quejamos del chorizo y Morgán nos dice que el de Valle está mucho mejor. Le comento que el guarro del que viene me lo he cargado yo y se parten de risa porque soy un "porkfighter". Me río hasta yo de la gracia y comienzo a alcanzar límites estratosféricos de flipamiento.


Cristina me pregunta por un instrumento colgado en la pared. Es una gaita. Le cuento para qué sirve, de dónde viene y cómo se toca. Se ríe y dice que luego, mientras yo toco la guitarra que hay en otra pared, Valle se sube a la mesa a bailar flamenco y ella intentará tocar unas castañuelas colgadas al fondo. Morgán quiere bailar también con unos abanicos que hay por ahí. Veo hasta colores de lo que estoy flipando.


Yamada saca un folio con 5 fotos de 5 tipos. Quiere que las chicas opinen sobre ellos en su idioma original cada una. 4 de ellos son actores o pertenecen a grupos musicales famosos en Japón. El quinto es un amigo suyo que se casa dentro de poco. Por lo visto es un juego que tienen ellos. Ellas se prestan, Yamada le pasa la cámara a Roberto, que lo graba todo en vídeo. Vincent y yo estamos en un nivel tan alto de flipamiento que no existe definición para ese estado.
Luego lo hacemos nosotros en plan cachondeo. Ahora Yamada es el que flipa mientras ellas se descojonan. Vincent dice algo así como "blublublú blublú blú" y Roberto dice que son unos güeis de chingada mayor y otras cosas peores. para mí son todos una panda de maricones o de niñatos de 18 añetes. Las fotos son para verlas, os lo juro.


Algunos pedimos postre. Nos invita la casa a un chupito de licor de melocotón sin alcohol. El camarero que nos ha atendido habla español del sur y nos hemos entendido a la perfección. El cocinero se acerca a la mesa a preguntar qué tal estaba todo. Sonriendo, estamos de acuerdo en que muy bien, en general.
Salimos del restaurante y nos separamos en dos grupos. Nos montamos en el coche de Vincent los que vinimos con él, más Yamada. Lo llevamos al parking donde tiene su coche y una vez más, nos agradece los regalos. Qué tío más agradecido. De vuelta se me duerme Valle. Cristina tararea varias canciones que Vincent nos pone.
Llegamos a casa y se despiden amablemente. Se lo han pasado muy bien y yo estoy encantado de haberlos conocido. Estoy tan flipado que puedo cagar oro sin mucho esfuerzo.

Porqué flipo tanto? Porque todo esto que os estoy contando sucedió entre gente de 5 nacionalidades distintas, en un país que no es de ninguno de nosotros, comunicándonos en un idioma que no es el nuestro pero aun así disfrutando de la compañía unos de otros.
Fue tan natural que me resulta increíble que haya personas que se odien unas a otras por su raza, su color de piel, su lengua o sus fronteras.

De verdad que hay veces que no entiendo este mundo en que vivimos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Paparra!!!
Bonitas reflexiones, llevas una vida bte internacional...Hacedle caso a la valenciana, de carne o de pescado, pero nunca mezclar la paella SACRILEGIO!!! Por cierto la gran Fnac era Mayersche?
Adeu

Anónimo dijo...

Esto, y tus amigos de Badajoz que se cuentan? jejeje. Ya has hablado más con el chino ese que con tu "amigo" chema este año, fíjate tú!

Anónimo dijo...

Pues a mi la paella de carne por supuesto pero no de conejo que no me mola,a ver si mi prima se estira y nos prepara una,ejem....espero que practicaras tu ingles con los demas!!

paparra dijo...

Hola M2C2!
Ya pensaba que no pasarías por aquí. No me acuerdo del nombre, pero empezaba por Hu...loquesea. Se lo preguntaré a Valle, si se acuerda...
Y las paellas no estaban tan mal, sobre todo la de Yamada, de marisco.
Pero nada como las que probé en el IVIA.

De mis amigos pacenses? Pues de algunos no tengo ni la más remota idea, con otros he recuperado el contacto y casi que me relaciono más con los que están fuera. Lo que es el mundo, facundo...

En cuanto a mi inglés, muchas veces me atascaba por mi escaso vocabulario, pero el Idioma Universal de los Signos, y la inestimable ayuda de Valle, solucionaron mis atascos lingüísticos...

Anónimo dijo...

Me tomas el pelo verdad???? Mejor pregúntaselo a Platin o a Manuel, que como primos no estaria mal que supieran como me llamo, porque Valle no va a saber quien soy.
Ejem ejem,... ten primos para que quieran que les cocines...

paparra dijo...

Jajajajajaa!
No mujer, si me refiero al nombre de la TIENDAAAA!!!

Me parto contigo, de verdad, CARMEN!!!

Ten en cuenta que para nosotrs la comida es algo muy importante. Que te pidan que les cocines e todo un honor...