viernes, 13 de julio de 2007

Lo lejos que está Berlín, por Dios!

Pero tio, a ver si con una cuerda o algo se puede acercar un poco...

Esta historia empieza un martes sobre las 7 de la tarde. Teníamos un vuelo los 9 Harry Potter programado a las 6:45 horas de la madrugada del Miércoles, en Madrid.

Las 7 y algo de la tarde del Martes llamo a Macarena:

-Oye, qué pasa con el autobús. Nos vamos o qué?
-Estoy esperando a Eva y Samuel. Dicen que van hacia la estación. Nos vemos allí.

Y allí nos vemos ella y yo. Y los demás sin venir. Y el autobús que sale a las 7:30. Llamadas insistentes no hacen mella alguna en estos dos. Se presentan con la hora pegada al culo. Que si pensábamos que nos daba tiempo, que si un apretón de última hora...

Bueno, por fin comenzamos a irnos hacia Berlín...

-Llevais el carné de alberguista, ese que nos pedirán para alojarnos en los albergues?
-Si...
-Claro...
-Esto...a ver...no lo encuentro...

Y ahora qué hacemos, alma de cántaro? Una llamada rápida a sus padres deja claro que los progenitores hacen casi cualquier cosa por un hijo. Se montan en el coche, el mismo que el padre acababa de dejar aparcado hace un momento al volver del trabajo y se inicia una persecución por la N-V en Busca del Carné Perdido. A la altura de Lobón comprendemos que el autobús lleva las de ganar y que nos veremos en Mérida con sus padres. Si yo fuera su madre, nada más verla la colgaba del campanario del pueblo. Se olvida del carné pero no se queda ni una sola crema para la cara. Tiene bemoles la cosa...
La cosa se salda con una invitación a un refresco y una buena bronca, a medias de broma, a medias de verdad. Si es que por una hija, lo que sea.


Ya en Mérida, todos juntitos, el emeritense, los sevillanos y nosotros, nos montamos en los coches de alquiler y de camino a Madrid. Una parada obligada para cenar unos bocatas de fabricación propia, Made in cadaunoelsuyo. Y ya son las 11 pasadas. Joder, cómo pasa el tiempo.

Un empujón más y estamos entrando en Madrid. Con cuidado no nos perdamos en un desvío.

-Seguro que es por esa salida?
-Que sí, que ya he venido varias veces.
-No me fio un pelo...

Total, que llegamos al aeropuerto. Y ahora a ver dónde narices echamos gasofa en los coches a la 1 de la madrugada. El tipo del parking dice que en el pueblo hay dos. Mira qué listo. Con lo que nos ha costado llegar ahí, ahora para atrás y sin tener ni idea de movernos por Madrid. Pero qué narices, si somos capaces de ir a Berlín, seremos capaces de ir a Barajas y encontrar una gasolinera.
La encontramos sin muchos desvíos pertinentes. Y ahora cuánto echamos??? Pues venga señoraaa, apuestas!!! Que si 20 euros, que si 30, que si meamos y punto.
Hasta tres veces añadimos gasoil a los coches. Si es que faltaba organización. La tipa de la gasolinera se partía el cuello buscando la cámara oculta. No puede ser que sean tan inútiles, pensaba.
Ya con todas las necesidades del coche cubiertas, dónde narices lo dejamos? En el parking hay unos sitios reservados a la compañía de alquiler, pero la oficina está más cerrada que el Pub Arny. Llamamos y dice el cachondo al otro lado de la línea que vayamos a la T4. Las 2 de la mañana pasadas y tenemos que darnos un garbeo hasta la T4? Tú lo flipas.
Total, que colonizamos un trozo de la T3. Otros nos acercamos a ver los horarios de autobuses hacia la T4.

-Y si llamo antes y me quejo hasta quedarme ronco? Dice Francis.
-Pozi. Todos juntos.

Después de quejarse unos 10 minutos resulta que hay un cajetín para dejar las llaves del coche en la T2. Eureka!!!! Que le den a la T4!!!!

Mientras dejamos las llaves allí vemos como un tipo le birla a unos guiris una bolsa de viaje sin apenas esfuerzo. Cuando reaccionamos el tipo ha puesto pies en polvorosa. Ha sido tan fácil que no parece estar robando. Nos quedamos a cuadros. Si nosotros tenemos 9 por diez elevado a 20 maletas, bártulos, mochilas y bolsas, las probabilidades de que nos birlen algo son pero que muy grandes. A montar guardia.

Nos hacemos fuertes al lado de las escaleras mecánicas. Montamos un sistema defensivo a base de sillas del aeropuerto, ceniceros, alguna máquina expendedora de chorradas y las propias maletas. Por si fuera poco Isa pone en práctica la "táctica de Bruce Lee". Se acurruca, se queda medio sopa, pero dice que está atenta a todo lo que pasa. Por si acaso no nos dormimos todos. Que no es que desconfiemos, que se la ve cuasi-despierta y todo eso, pero es que somos muy desconfiados.

Alguna casi ronca. Otros no son capaces apenas de cerrar los ojos. Ya dan las 4:30 de la madrugada. Nos acercamos al mostrador a facturar y ya hay una cola enorme. De dónde ha salido tanta gente? Si aquí no había nadie...
Facturamos sin muchos problemas. Pasamos el control de policia y nos vamos a ver las tiendas Duty Free.
Las tiendas Duty Free están todas cerradas. Claro, a esas horas no me veo yo a mucha gente comprando "Hugo Pross" de 500ml. El gozo de algunas en un pozo. Pensaban que iban a encontrar auténticas gangas allí. Pobrecitas.
Encontramos la puerta de embarque y nos tumbamos de nuevo en las sillas. Apenas se oye a nadie hablar. Toda la gente está como atociná. Sin embargo un grupito de ingleses comentan algo. Al fijarnos, uno de sus compañeros lleva una papa como un camión. El tio se levanta con dificultades, se acerca a otro y le espeta algo. El otro contesta y ya la tenemos liada. El de la papa le echa parte del agua de su botella y sale corriendo, curiosamente, en nuestra dirección. Se coloca cerca de Cruz.
El compañero del inglés mira su Fanta de Limón y mira a su amigo cerca de Cruz, valorando que si moja a Cruz, a lo mejor sólo sale con la cara partida y poco más. Cruz, por si parte, mira de lado al de la papa y le dice, alto y claro:

-Ecushame killo, como me mojes la vamos a liá, me has entendido, no?

El otro de español no tendrá ni idea, pero de lenguaje corporal sí que sabe un huevo. Lo mira, se para, lo vuelve a mirar y se tira al suelo alli cerca. Al rato se levanta y se vuelve con amigo, el de la fanta. Por un momento, nos vimos todos liados a hostias contra la Pérfida Albión, en una batalla campal. La primera tollina seguro que se la llevaban. Luego lo mismo nos volaban la cara y nos hartábamos de tollinas. Pero lo importante es pegar primero, digo yo.

Ya queda poco. Son las 7 de la mañana y vamos a embarcar. Nos llaman al mostrador, pasamos al avión y automáticamente nos dormimos todos. En llegando nos despertamos la mayoría. Por lo visto en mitad del vuelo a Cruz le ha entrado la pájara.
Que no sabeis lo que es la pájara? Pues es más o menos cuando te entran sudores frios, se te baja la tensión a los talones y te quedas más blanco que teta de monja.
Se ve tan mal que llama a la azafata y le dice:

-Illa, illa, dame algo frehquito, que tengo la pájara. Algo frehhquito illa, por Dios.

La tipa no sabe si es moro, alemán o tiene un chicle en la boca. Al fin lo entiende, con la ayuda de la mujer de Cruz, y le trae un café, creo. Toma ya algo fresquito para el estómago.

Cuando llegamos a Berlín son las 10 de la mañana, hace sol pero hay algo de viento. Hemos tardado 14 horas en llegar.

-Mira que está lejos ésto, eh?


Total, que el viaje se salda con una semipérdida del carné de alberguista, regalo de gasoil a la empresa de alquiler de coches, un poco de descanso para alguno y casi toda la noche de descanso para otras, un cuasi-conflicto internacional y una pájara.

Ah!, y 14 horas de viaje.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pero entonces has contado primero el capítulo uno y luego el cero? Joer, como Pulp Fiction...

paparra dijo...

Ejjjj-que yo escribo más por impulsos que por llevar un orden determinado.

Algunos lo llaman creatividad. Yo lo llamo Inspiración. Cunado me llega no la puedo dejar pasar...

Evla dijo...

¿No te has planteado escribir un libro contando el viaje? Es buenísimo, me he reído un montón. Sigue.