lunes, 6 de agosto de 2007

Y me como un Kebab!!

Creo que todos conocéis ya mi afición por los Kebab. Y no es porque sea medio moro, como algunos intentan haceros creer. Lo cierto es que la explosión de sabor, la textura crujiente de la carne, ese queso tan suave y la salsa ligeramente picante me hace salivar sólo de pensar en comerme uno.

Y claro, ya que estuvimos en la Capital Alemana, donde no hay apenas restaurantes típicos alemanes, e impera la "ley de la comida basura", lo suyo era pimplarse uno. A la salud de los que no quisieron.


Aquello fue una bacanal de sensaciones. Viniendo ya de estar por ahí, hartos como perros de andar y andar, nuestro cuerpo necesitaba alimento. Al pasar por un Döner Kebab, llegando ya al Hostel, pues mira por dónde unos cuantos nos arriesgamos a pedir. "Total, de algo hay que cascarla". Y nada, al tipo moreno, que por cierto no era familia mía, nos acercamos y le comentamos brevemente nuestras intenciones. Al principio el tio era un poco duro de oído, pero cuando nos pasamos ya al idioma universal + inglés chorra, enseguida captó la esencia del mensaje.
Y lo cierto es que estaba tela de barato. Uno normal, con queso y todo sus avíos por 2 euros! Con bebida, 2,50. Como podéis comprobar estábamos contenticos.



Como siempre, Cruz tuvo que dar la nota y se pidió un Durüm, un kebab enrollado en pan de pita muy fino. Le salió por 50 céntimos más caro, pero la verdad es que era descomunal. Para comerse eso había que tener hambre. Y para que yo diga eso, haceros una idea del tamaño...



Eso sí, nosotros allí comiendo y la peña pasando por delante de la puerta de la cocina. Les ofrecíamos y todo, pero nada, que no querían. A lo mejor no les apetecía porque más o menos eran las 12 de la noche. Algo así como las dos de la madrugada aquí. Un poco tarde para meterse p'al cuerpo un viaje de especias como ése.

Y lo cierto es que me sorprendió bastante. Su sabor era muy similar al de aquí. Aunque Döner Kebab es una concesión de Interfood, y los rollos se venden a todos los mismos, pensé que a lo mejor les daban su toque especial. En algunos Döner hemos probado auténticas delicias. Pero se ve que éste se ceñía bastante a los cánones de la multinacional.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mmmmm, me ha despertado hasta el hambre... por cierto, que no he podido probar en toda extremadura un kebab como los que probé en Salamanca...

(salivación)

Y no eres medio moro, eres moro entero.

paparra dijo...

De moro entero nada, paisa.

Eso es cierto, tampoco he probado un Kebab como el Salmantino.
Qué echaría el tipo en ese Kebab...

Anónimo dijo...

Jesusito de mi vida! eres un crack y no un friki, jajajajaja.
He estado leyendo el blog y te hartas de reir, hay cosas que no le das el énfasis que tiene, por ejemplo, lo de quedarte dormido en la iglesia.
Fdo. Valentín.

paparra dijo...

Hombreeee Valentín!!!!

A ver cuándo nos deleitas con una de tus obras maestras en fotografías!!

Lo de la iglesía, es que no tengo material fotográfico, si me lo pasas te hago una entrada homenaje...

Pásate más a menudo por aquí tio.

Evla dijo...

Mi maridín y yo también pertenecemos a la Real Cofradía de Kebab el Rico, aunque a mí me pirra todavía más la pizza turca, pero como son enooormes, siempre me pido un kebab, con queso, por favor.

paparra dijo...

Has dado en todo el mismísimo medio del clavo, Evla.
El queso le da esa textura suave a la carne, y su sabor es inconfundible.
Un Kebab sin queso es como un día de verano sin sol.
Oig, que mariposón me ha quedado...