martes, 25 de septiembre de 2007

El muro de Berlín



Así, a bote pronto, el Muro de Berlín no está. Bueno, está pero no está. A ver si me explico. Más bien estuvo por allí una temporada, pero como que a la gente le molestaba al mirar por la ventana. Luego que si unos tipos no te dejaban pasar cuando quisieras, que si papeles por aquí, ametralladoras por allá, que si tú no pasas, que eso porque tú lo digas. Un lio.


(Foto de una foto, qué friki se puede llegar a ser)

Total que los berlineses allá por el 1989 estaban ya hasta la coronilla. Se liaron la manta a la cabeza y lo hicieron cachitos pequeños.



Y ya puestos, como algunos le habían tomado cariño, sobre todo los que venían de fuera, pues fueron repartiendo los cachos por la ciudad.
Y claro, tú vas tan tranquilo por la calle y, zas!, un pedazo de muro ahí al lado.



Y otro más allá. Y no contentos con eso, van y ponen por todo el suelo una línea de ladrillos para que te des cuenta de por dónde estaba puesto. No vaya ser que con las prisas por quitarlo de en medio se les quedara algún pedazo por ahí suelto.




Y como los turistas somos muy de agradecer, pues poco a poco nos vamos llevando el Muro, trocito a trocito. O nos lo venden, según a quien preguntes. Que si son tiendas te calzan ahí una buena. Total, por un cacho de granito pintarrajeado, roto y todo.




Algunas se querían llevar el trozo entero, así, en el bolso mismo. Yo no me traje ninguno, que si no, me paso de lo permitido en equipaje por la Compañía de Semi-bajo coste y hay que pagar más. Además, para qué quiero yo un trozo de hormigón usado en mi casa, con la de obras que hay en España?
Aunque bien pensado, con lo caro que están los materiales en la península, lo mismo hubiera hecho negocio...



No sé vosotros cómo lo vereis, pero da la sensación de viejuno, no? Así como abandonado, todo pintarrajeado. Si es que además te están incitando. Un trozo en medio de la calle invita siempre a dejar la famosa frase: "Yo estuve allí". Hay de todo oiga. Nótese el aire tipo tifón asiático que está disfrutando Valle.



El equipo HP las completo, disfrutando de lo que queda del muro en su emplazamiento original. En este lugar, y poniéndonos un pelín más serios, tuvo lugar una escapada original. Está al lado mismo del único edifico de arquitectura Nazi que se conserva en pie, el antiguo Ministerio del Aire. Por aquel entonces se había restaurado y se utilizaba para albergar otro Ministerio diferente. Los funcionarios de entonces, a cierta hora, tendieron una cuerda desde la ventana del último piso y se deslizaron hasta el otro lado del muro (el que no se ve en la foto). No sé qué me da que fue en la hora del desayuno, mira por dónde.
Fuera de broma, estas personas dejaron atrás a sus amigos, sus familias, su vida. Increible. Lo que para nosotros supone una atracción turística ha sido una lacra, un problema, un estigma durante mucho tiempo. Mientras yo me hago una foto estupenda para ponerla en mi blog, estos señores lo dejaron todo con la esperanza de una vida mejor.

Lo que cambian los tiempos. A veces, incluso para mejor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que de eso se trata, paparra, de estar allí, de recorrer los sitios por donde ha pasado la historia.

y ya te he explicado eso de ser friki o no, tío.

paparra dijo...

Para mí es uno de los mayores placeres: visitar los lugares emblemáticos, conocer la historia del sitio que visitas, empaparte de su historia. Sino, a qué vas?

Lo de friki, bueno, para eso me remonto a mi entrada sobre los "Frikis".